First time [Presente]
:: Mundo Ninja :: País del Agua :: Kirigakure no Sato
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Aunque había cumplido el tiempo de mi entrenamiento, continuaba asistiendo todas las mañanas desde temprano al área de la aldea destinada para capacitación, fue entonces que iba corriendo bajando desde la zona residencial, iba emocionada, un nuevo día, era una nueva oportunidad de descubrir cosas nuevas, explorar cosas inexploradas y descifrar misterios que hasta ahora continuaban sin resolver, pero durante la carrera aparté la mirada solo un par de segundos para mirar una hermosa ave que estaba reposando sobre la rama de un árbol, eso me distrajo y para cuando retome la concentración visual en el camino que recorría venía un hombre ascendiendo la colina, solo pude girar sobre mi eje a un costado tratando de evadirlo. Sí, mi intención fue buena para esquivar al espadachín que ascendía, pero mi agilidad no era lo suficientemente buena para mantener el equilibrio así que caería al piso, usando mis dos manos para proteger mi cara de la caída, el golpe resonó en la zona mientras quedaba tendida boca arriba sonriendo, soltaría una leve carcajada en ese momento, — Al menos no lo atropellé. — diría entre risas mirando al cielo, que a pesar de estar en una desfavorable situación me seguía causando mucha gracia, el haberme tropezado con mis propios pies para caer por una maniobra tan sencilla. Mi vestimenta consistía en la tradicional cuando me encontraba de servicio, una camisa roja con adornos y bordados combinados entre negro y blanco, unas botas blancas y una licra negra, extendí mis brazos para quedarme mirando el cielo, las nubes pasaban y se les podía dar forma, tomé aire y haciendo algo de fuerza tomaría el impulso suficiente para quedarme sentada en el sitio mirando en dirección que estaba recorriendo el sujeto para saber si se había ido o continuaba allí.
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— Disculpa por casi atropellarte. — dije con educación una vez me hubiera reincorporado para quedar sentada aun sonriendo, me había parecido una acción emocionante, había evitado un choque, pero mi falta de agilidad impidió completar la acción como una verdadera Kunoichi, — Pues no estaba jugando, solo estaba mirando el cielo, ¿No has visto que las nubes tienen formas divertidas? — pregunté apartando aquella mirada sonriente y adoptando una llena de duda y curiosidad, era imposible que alguien jamás hubiera visto las figuras de la nube, eso era algo divertido y hermoso. — ¿Me ayudarás a levantar? — preguntaría en ese momento estirando mi diestra hacía él, quería medir su nivel de cortesía y educación, además de que con un rápido vistazo pude ver sobresalir la empuñadura de su katana por el hombro, lo que le identificaba como un militar o samurái, cualquiera de los dos me hacía considerar tener un nivel de educación elevado, actuar como una persona que ya se había adaptado a la sociedad actual, — ¿Eres un Shinobi? — pregunté asombrada y aun manteniendo los gestos de incertidumbre y curiosidad en la cara. El destino nos había reunido por alguna razón, ese accidente y las señales en el cielo indicaban que esto no podría ser fortuito, aunque no era una mujer supersticiosa sabía que las probabilidades de que algo sucediera sin sentido guiado por el destino eran simplemente nulas, así que aguarde con mi mano extendida en su dirección la respuesta que me pudiera indicar que clase de hombre era el sujeto.
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Apreté su mano para aferrarme a ella mientras tomaba el impulso suficiente para ponerme de pie, el hombre a diferencia de muchos miembros que ya conocía en la aldea era bastante educado y se preocupaba por mi bienestar, — Sí, sí, estoy bien. Soy muy fuerte y resistente. — bromee sin borrar la sonrisa de mi cara, era entretenido siempre conocer nuevas personas y a diferencia de situaciones donde me colocaba a la defensiva por falta de educación este sujeto había iniciado con buen pie pesé a mi caída inicial. Ya cuando estaba de pie miré al chico presentarse, hice una reverencia inclinando delicada y sutilmente mi torso hacía delante y dejando que mis cabellos cayeran por los costados de mi rostro, — Soy Hyunie… Y ehmm puedes decirme Hyu o como prefieras. — aclaré agregando cortésmente mi presentación. Mi cuerpo se enderezo y solté su mano, era agradable saber que habían ninjas que tenían por lo menos la capacidad de interactuar, — Shin-kun. Se oye genial. — indiqué mirando una vez más hacía el cielo, — Usualmente los kanjis que forman el nombre tienen algún significado, mi nombre carece de alguno pero… ¿El tuyo significa algo? — cuestioné volviendo la mirada hacía el chico, era una chica algo hiperactiva que se embriagaba fácilmente con las palabras, después de estar tanto tiempo en una celda conversar se me hacía fácil y me agradaba bastante, al punto que en algunos casos sobrecargaba a las personas con quienes tenía la conversación. — ¡Ah sí! Lo olvidaba — expresé sorpresivamente y golpeando las palmas de mis manos con fuerza, pareciese que hubiera obtenido el descubrimiento del siglo, — ¿Qué rango tienes? — pregunté retomando aquella postura de curiosidad que caracterizaba mi rostro, mi sonrisa desapareció pero solo por la duda que se había presentado, no quería tener problemas con personas de alto rango dentro de la aldea así que aguardaría sus nuevas palabras con mucho interés, interés que se veía reflejado en la concentración visual que le dirigía.
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Ya estando de pie cuando el hombre correspondió mí reverencia podría diferenciar más sus rasgos físicos, su cabello atípico y azulado, su contextura y altura, como de costumbre la mayoría de las personas me superaban en tamaño, respiré hondo para volver a sonreír, escuchar la manera en que acortó mi nombre me agradaba y posterior a eso darme cuenta que tras los Kanjis de su nombre se escondía un bonito significado, — Tal vez pensaba en el verdadero amor, o en un tener un romance verdadero. — diría sin tapujos, tocando temas que para algunos era delicado o un poco inapropiados pero en mi caso era solamente un dialogo más, uno que buscaba de darle sentido al cuestionamiento que recién acababa de hacerme el Genin. — Es una buena combinación a decir verdad… — dije cruzándome de brazos y provocando que el izquierdo se doblara hacía arriba para que mi mano se posicionara en mi barbilla en una postura de duda y curiosidad, — Es que la verdad es una buena combinación. — expresé para abandonar la postura y volver a sonreír ahora más relajada, me agradaba como su madre combino esas palabras para darle su nombre, en mi caso solo tenía un nombre que ni sabía que significaba, además de un número que era el otro apodo, ese número representaba mi expediente en la prisión y por la cual me llamaban las personas de allí. — También soy Genin o eso creo… — respondí encogiéndome de hombros y sin perderle de vista, ahora deslizaría mis manos hasta mí nunca para entrelazar mis dedos y dejarlas apoyadas a la altura de mi cuello, — Y no te preocupes, ser Genin no es tan malo, puedes entrenar, capacitarte y tomarte las cosas con calma. — indiqué tratando de motivarle y que no se fuera a sentir mal por no haber entrenado y capacitarte para algún examen, — Pero cuando llegas a Chunin la cosa parece más complicada y seria, trabajosa y demasiado estresante. — diría fingiendo un poco de molestia hacía el rango, pero pesé a tratar de fingir mi rostro reflejaba que si quería ser Chunin y que me llenaba de incertidumbre descubrir que sucedería en ese rango. — Además, aun puedes capacitarte y entrenarte para los próximos. — sugerí para que se diera cuenta que no era tarde aún para poder enlistarse en un complejo examen como ese, yo desconocía como era el procedimiento de inscripción o cada cuanto se realizaban, solo me preocupaba que me dejaran participar por mi condición, — Yo tal vez no pueda acudir a los próximos. — diría desviando la mirada un poco desmotivada, — Ni los requisito se para formar parte de una evaluación así.— confesé retomando la mirada hacía el frente pero con un poco de nostalgia — Pero tu si irás, ¿Verdad? — interrogué tratando de sonreír por él.
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La conversación era interesante, como predije el abordar temas personales en una fortuita conversación no era algo que se diera muy comúnmente entre dos miembros de la misma aldea, aun así solo pude continuar sonriendo, en medio de aquella colina durante la charla, el aire soplaba con delicadeza agitando nuestros cabellos y creando una sensación de frescura incomparable, — Es algo complicado de explicar. — confesé ladeando la cabeza y encogiéndome de hombros una vez tratando de restar importancia al asunto, — Pero digamos que tal vez no me ven con ojos de que sea una autentica Kunoichi. — argumenté para aun manteniendo las manos en la nuca y haciendo que mis brazos formaron arcos alrededor de mi rostro decidí alzar la mirada al cielo con una sonrisa nostálgica, — Sé que debo proteger la aldea, daría mi vida por nuestros compañeros y ciudadanos. Pero…— musité aun mirando el cielo para luego negar la cabeza, no terminaría la frase y me concentraría nuevamente en la mirada del hombre. — Sí, siendo Chunin podrías vivir súper aventuras. — expresé animada borrando toda actuación de reproché hacía el rango Chunin, por el contrario la nostalgia ahora desapareció y me volvería un poco más hiperactiva, — Saldrías a recorrer el mundo y splash boom, muchas aventuras. — cuando fingí el sonido de la explosión mis manos abandonaron la nuca simulando ahora frente a mi pecho una especie de onda expansiva y luego choqué mi puño con la palma simulando el splash, fueron aleatorios los movimientos pero me divertía la idea de salir de aventuras con el rango Chunin a misiones más complicadas y divertidas. — Eres una persona rara, nunca nadie había hablado de manera tan madura conmigo, demuestras una increíble percepción de la realidad, debes ser alguien temible en el campo de batalla. — confesaría en ese momento, el intelecto del muchacho superaba por creces a cualquiera de la aldea, su manera de actuar, hablar y expresarse era digna de admiración, — Algún día iremos de misión juntos, seguramente serías un gran equipo… — confesé emocionada y con una sonrisa llena de orgullo al realizarle esa pequeña petición, era emocionante siquiera pensar que alguien con su nivel de concentración estuviera de mi lado, las cosas serían mucho más sencillas. — Ehm… Creo que ya estoy mejorando…— expresé — Aunque aún no puedo romper un árbol con mi mano, ya casi puedo agrietarlo así que se podría decir que estoy progresando. — dije continuando con la mejoría de mi estado de ánimo — Pronto golpearé algo o alguien y BOOOM, explotará del golpe. — reiría mientras volvía a golpear mi mano al referirme al sonido que harían las personas que golpeara cuando tuviera la fuerza que ansiaba para acabar los combates de mejor manera. — Y tu Shin, ¿Rompes cosas ya con las manos así todo GRRROORR? — fingía el rugido de una bestia mientras le miraba, era agradable conversar con él y por eso no me rehusaba a que mi actitud infantil y bromista saliera a relucir.
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El encuentro que estaba teniendo con el sujeto me daba una sensación de confort y comodidad indescriptible, a pesar de ser dos completos desconocidos conversando sobre un tema de mutuo interés, sentía como si fuera un conocido desde hace mucho tiempo, al ver su humildad respecto a los cumplidos ladee la cabeza confundida y curiosa, — No debes mentirme Shin, sin lugar a dudas debes tener muchas chicas que te halagan y coquetean. — diría riendo pícaramente — Y seguramente nuestros superiores admiran tu comportamiento, así que dudo que no recibas halagos continuamente. — argumenté con un poco de picardía y con ganas de bromear, pero ciertamente a pesar de hablar entre risas y bromas, pensaba eso de él, honestamente pensaba que era todo un don Juan por sus fachas y por su actitud era el típico galán que todos querían tener en su equipo. — ¡Genial! Entonces es una promesa que algún día salgamos de misión juntos. — sonreí amablemente y alcé el pulgar derecho en señal de aprobación a lo que estaba diciendo de algún día trabajar como equipo y mostrarle a la aldea nuestro valor, ansiaba con creces que ese día llegara, la conversación continuaba y sin darme cuenta estaba sumida en un bucle donde el tiempo parecía detenerse, nada a mi alrededor importaba más que continuar conociendo superficialmente al hombre, — ¿Eh? — expresé inflando mis mejillas al escuchar su risa contenida por mi expresión de las cabezas, me crucé de brazos cual niña berrinchuda para desviar la mirada, — Ya verás algún día tendré la fuerza para hacerlo, jum jum— aclaré pesé al fingido berrinche mantenía el ceño fruncido y los cachetes inflados. Pero todo ese enojó que pude haber tenido de manera fingida desapareció cuando giré la vista con bastante interés ante su propuesta de tener un entrenamiento, sí, ese sujeto sabía cómo manipularme o por lo menos como provocar que mis volátiles estados de ánimos cambiaran tan velozmente, — Suena bastante divertido, pero te mostraré que puedo romper tu espadita con un golpe. — diría abandonando la postura que tenía y empezando a reír una vez más, sí, me había animado otra vez con sus palabras, — Es broma, pero me gusta la idea de entrenar contigo, nunca nadie me lo había pedido… Y la última vez que alguien que reto a un combate … Lo golpee tan fuerte en su entrepiernas… Que juro pensé se moriría porque los ojos parecían se le iban a salir…— confesé, aquel combate que tuve con el Uchiha me hizo darme cuenta que el hombre es débil si se le golpea a esa altura, por alguna razón lo había dejado fuera de combate. — Realmente era un debilucho, solo lo golpee allí y plas, se desparramo a llorar al piso… — me encogería de hombros restándole importancia — Supongo que no era tan fuerte… — confesé mis sospechas — Pero sé que si te golpeo allí con todas mis fuerzas no te pondrás a llorar, ¿Verdad, Shin? — cuestioné sonreída y animada.
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Tal vez pecaba por inocente, pero aquella conversación estaba resultando ser bastante nutritiva para mis conocimientos y estudios, mirar al joven estremecerse gestualmente por las palabras referente a sus muchas pretendientes me hizo percatarme inmediatamente de su rubor, una expresión tan típica de los libros donde la coloración de las mejillas denotaban un incremento de la vergüenza en su ser, solté una carcajada traviesa cubriendo con mi diestra la boca mientras reía, — Oh, miren di en el clavo. — comenté aun sonriente y emocionada por haber atinado tan fácilmente, — Veo que aparte de maduro eres muy humilde, seguramente esas jovencitas te siguen y por eso estas escapando. — con una sonrisa maliciosa y atrevida entrecerré entonces mis ojos sin perder de vista su mirada, — Sí, eso debe ser, por eso andabas tan distraído… OH NO. — grité nuevamente y de manera sorpresiva para aplaudir — O tal vez… Estabas… ¿Le ibas a proponer matrimonio a una damisela? — pregunté mostrando ahora una cara de sorpresa y entusiasmo, de cierta manera yo misma me creía las sospechas que hacía. — Sí, también quiero verte en acción Shin. — diría con una sonrisa de orgullo, las palabras del hombre aunque fueran eventuales y tal vez llenas de compromiso me hacían llenar de orgullo porque deseaba verme combatir, — Pero odio las armas, en los entrenamientos esas cosas siempre lastiman. Es mejor un entrenamiento a puño limpio. — diría apartando la sonrisa y colocando una cara dudosa, — Aunque si prometes que no me matarás con esa cosa, cuando practiquemos te dejaré usarla. — comentaría en ese momento con emoción e ilusión, tener un combate con alguien que tenía ese temperamento, era algo que extasiaba mi ser, podría ser más fuerte de los que hubiera visto hasta ahora que tuvieran mí mismo rango y eso me llenaba de un espíritu competitivo inusual. — Ehm no los entiendo. — confesé ante las declaraciones del hombre respecto al punto débil de los hombres, — Ehm en los lugares que he estado muchos presumen de esa zona, pero si son tan débiles por golpearlos allí no entendería porque presumir su punto más vulnerable. — pregunté sin inmutarme o mostrar síntoma de vergüenza, era un parte del cuerpo y el tema a mi parecer no era algo tan inusual, pero tampoco es que tuviera mucho conocimientos de los tabú de la sociedad y en parte eso era lo característico de mi manera de actuar tan despreocupada, — En serio, me has caído bastante bien, tanto que te propondré algo, para nuestro primer entrenamiento, si yo te gano, te dejaré invitarme una taza de chocolate… chocolate…— diría recordando ese hermoso y agradable sabor de la bebida, — ¿Has probado el chocolate? Yo lo probé hace poco y me fascino… Es impresionante… Es delicioso… — expresé aún más emocionada, cambiaba el tema radicalmente una vez más, muchos dirían que era descuidada y despistada pero era que podría retomar lo que iba diciendo fácilmente, era solo un paréntesis. — Y ehm, retomando… Si tú me ganas… Te dejo brindarme un chocolate caliente con galletas. — diría apoyando mis dos manos en las mejillas y mirando con ilusión al hombre, tal vez lo había distraído lo suficiente para no darse cuenta de la trampa verbal que intenté hacerle.
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Era muy divertida la conversación, conocer las expresiones del muchacho era interesante, mi investigación social se tornaba como un juego que me ayudaba a comprender de mejor manera el comportamiento de los humanos en este ambiente, claro, mientras trabajaba me daba un gustazo al conocer nuevos horizontes, el reproché del hombre no tardó en mostrarse, lo que me hacía considerar que tal vez había dado justo en el clavo, — La juventud no es un impedimento. — expresé refutando su argumento — Las mejores historias y novelas románticas son de matrimonios acordados, cosas que deciden desde antes que nazcas. — comenté sonriendo — Y por la manera en que actúas creo que si atiné. — comentaba riendo de manera cómplice y divertida, la investigación se tornaba más interesante, la conversación en vez de ser la típica que se detenía en cierto punto por el contrario se extendía y bifurcaba, pese a ser desconocidos todo era relajante durante la charla e inclusive incitaba a continuar dicho palabrerío por un rato más. — Sí, esa es la verdadera actitud. — comenté la ver como mostraba interés en luchar cuerpo a cuerpo — Y luego yo te ayudaré aprendiendo a usar una katana apropiadamente. — diría devolviéndole la cortesía que tuvo al decir la lucha cuerpo a cuerpo, pensé que igualar los factores usando espada con espada en un futuro encuentro podría suponer ser agradecida por la actitud que mostró, — Aunque… Sería más adelante, no quisiera lastimarte por un mal manejo del arma…— indiqué restándole importancia al encogerme de hombros pero mostrando sinceridad en los gestos que mi cara reflejaba al confesar no querer lastimarlo por algún infortunado incidente con el arma punzante. El dramático cambio que dio hacía mis palabras del chocolate me dejaron sin palabras un par de segundos, pestañe un poco sorprendida para luego empezar a negar con la cabeza mientras soltaba unas cuantas risitas, — No, no, no. — negué en retiradas ocasiones mientras mis dos palmas se movían de un costado a otro también en señal de desaprobación a su comentario, — No seré un amorío ni mucho menos una amante. Ya tienes tu prometida por lo que no me involucraré. — expresé con sentimiento y humor, tal vez alguna novela de las que había leído recientemente me había impulsado a meterme en un personaje, pero realmente lo consideraba sí, no sería una mal tercio, — Así que tu manera de conquistar a tus compañeras de clases en la academia no funcionará conmigo. — diría entre risas y llevando mi diestra hasta mi cabeza señalé un par de veces con el dedo índice la zona central, — Soy una persona educada, bromista, pero muy preparada, se todas las artimañas que un don juan se puede inventar. Así que… Serás mi compañero de aldea, empezaremos a entrenar y trabajar juntos o por lo menos lo intentaremos un tiempo a ver si tenemos buena sinergia y sincronización. — comenté cerrando mi puño derecho y golpeándolo contra la palma izquierda. Había tenido muy malas experiencias con todos los que conocía hasta ahora en la aldea, perezosos, holgazanes, personas sin ánimos ni intenciones de vivir, desadaptados sociales, pero él a pesar de ser todo un conquistador de mujeres o por lo menos eso pensaba yo, me caía bien, así que le daría la oportunidad de no probar su valía en el combate y en el trabajo, eso me permitiría estudiar más de cerca la persona que podría ser mi futuro compañero de misión, mi compañero de aldea y alguien al que pudiera llamar amigo además de Kotaro-senpai.
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Lo bueno de ser hiperactiva como yo es que muchas veces mis emociones se opacaban entre sí mismas, era una guerra interminable donde cada vez que una acción un expresión generaba un mayor sentimiento el otro simplemente se extinguía, pero en caso de las otras personas sus gestos podrían ser muy distintivos y expresar malestar o incomodidad durante las conversaciones, como era el caso del Joven Shin durante el tema de boda, su gesto de vergüenza se convirtió en uno serio, reservado y algo tétrico, su expresión fue suficiente para darme a entender que no debía seguir tocando el tema para evitar esa clase de malestar en la persona frente a mí. Le continué prestando atención, una vez él hubiera culminado de expresar todo lo que debía idearía una manera de mantener un ambiente sin hostilidades y tranquilidad, ahora comprendía lo que significaba la cortesía y la manera de mantenerla presente con educación, — Vale, me agrada todo. Sería una retroalimentación entre ambos. — confesé sonriendo para estirar mi puño en su dirección después de dar un paso para acortar nuestra distancia a tan solo un brazo, — Choquemos puñitos, como juramento de que nos ayudaremos mutuamente. — expresaría sonriente y emocionada, no me cansaría de sentirme así al saber que por fin, por fin alguien digno de ser mi compañero, o por lo menos hasta verlo en acción. — Iba justo en la dirección de la que tú regresas, me había quedado dormida por el entrenamiento de ayer y hoy justo quería ir a entrenar un poco, pero no puedes acompañarme a entrenar. Porque descubrirías mis trucos y estarías preparado para cuando te gane el chocolate. — expresé entre risas inocentes, — Aunque después que terminé mi entrenamiento podríamos recorrer la aldea, claro, debo ir bañarme, acomodarme y luego salir. Para no darte mala imagen por caminar conmigo en los alrededores. — indiqué con naturalidad, — Hay un sitio que no he visitado y me gustaría conocer para aprender algunas cosas. — concluí en ese momento mirándole aun con tranquilidad, había un sitio en específico que quería conocer más que por curiosidad por un pequeño desafío que tenía en mente.
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Aquel gesto de chocar nuestros puños pudiera que para él fuera un simple capricho infantil, pero para mí era el sello de una promesa, una que dudaría hasta que tuviera consciencia, una que de todo resultar como deseaba nos permitiría luchar contra cualquier adversidad en equipo y en compañía el uno del otro, — Que los hechos en el futuro avalen nuestro compromiso de hoy. Cuento contigo Shin. — expresaba sin aun verle en acción, pero solo por sus palabras y actuación en tan corto periodo de tiempo me daba ansiedad y curiosidad por descubrir que tan fuerte era el sujeto en realidad, ver como sus palabras se convertían en acciones era algo que generaba en mí una fuerte curiosidad e incertidumbre. — Me parece perfecto Shin. Entonces a las seis nos veremos aquí. — diría sonriéndole y alzando mi mano derecha para moverla de un costado hacía el otro en señal de despedida, tras eso solo me daría media vuelta para comenzar a caminar en dirección a la zona de entrenamiento, zona de la cual el joven peli azul venía, una sonrisa evidente se enmarco en mi cara y al cabo de un par de pasos que avancé me detuve para mirar por sobre mi hombro en dirección al peliazul una vez más, — Hasta entonces Shin. — comenté con un tono de voz alegre y retomé entonces la mirada hacía el frente para poderme marchar del sitio sin mayor percance, era momento de entrenar y luego de eso volverme a encontrar con él.
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