Mini avatar :  Nombre personaje : Nine Beasts Clan/Arte : Kaguya
Edad personaje : 21
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Fūton
Raiton
Kanchi Taipu
Fuinjutsu
Fuchi Salvaje
Edo Tensei Fama :  Frase personalizada : NINE BEASTS, ONE SYMBOL Imagen Encabezado Post :  Imagen Pie Post :  Nine Beasts![]()
| por Nine Beasts el Sáb Jul 07, 2018 5:22 pm
Héroes de Leyenda Aquellos que son recordados por sus hazañas... que no temen luchar contra las adversidades, mantener sus ideales y junto a ello a su país, en lo más alto de la historia. Los que luchan por el bien y por la seguridad de sus compañeros, alzando ante todo aquel símbolo que decora sus ropajes o mismamente, que se encuentra grabado a fuego en su corazón. Rango 5: Eco Enhorabuena, afortunado soldado. De alguna manera, puede que queriendo o sin querer, tus palabras, acciones o decisiones, contra todo pronóstico, han logrado rebotar contra algo o alguien y reverberar a tu alrededor. Sí, ahora, de pronto, eres un eco de una cosa mayor; una repetición o una imitación de algún sonido idolatrado, seguido o, tal vez, impuesto. ¿Has obedecido al pie de la letra las instrucciones de alguna célebre autoridad? ¿has demostrado tu valía en una misión especialmente importante o reseñable? ¿ese orgulloso maestro tan conocido que tienes ha ido alardeando de tus veraces o muy exageradas cualidades como pupilo? ¿es posible que tu condición o situación personal te haya dado un empujoncito para llamar un poquito la atención? ¿o, tal vez, a base de mantenerte correcto y modélico en todos y cada uno de los grandes trabajos que te han asignado has conseguido aunar la fama necesaria para llegar a este punto? no importa realmente, ¿verdad? La cosa es que, sea como fuere, has logrado abrirte un hueco entre las lenguas, pensamientos y recuerdos de aquellos que te rodean. Probablemente sólo te mencionan de pasada o como complemento de algún rumor mayor, pero, oye, algo es algo. Sigues siendo el 'aprendiz de', el 'novato que', el 'chico que ayudó a', pero empiezas a llamar levemente la atención y ya sabes lo que eso significa; sí, oportunidades. Si bien puede que hayas obtenido este 'pequeño' renombre tan sólo comportándote de manera 'adecuada', a partir de ahora tendrás que esforzarte mucho más si quieres continuar encendiendo chispas en los corazones de los demás y atrayendo nuevas miradas allá a dónde vayas. Sé paciente y, si sabes tomar o forjar las decisiones adecuadas, te verás recompensado. Pero recuerda: eres un eco. Todo lo que envías, regresa. Rango 4: Admirado Lo has conseguido: has logrado escalar un eslabón más en la cadena del renombre y subir de rango en los corazones, pensamientos e ideas de los que te rodean. De ser un 'eco' con el que complementar una anécdota o una conversación, has pasado a protagonizar alguna de esas reseñables hazañas contadas. Tus méritos, sin embargo, todavía no son exagerados; tus virtudes, más que alabadas, son comprendidas. Nadie te atribuye aventuras erróneas o momentos inexactos: bueno, sí, puede que algunas de tus palabras sean, a veces, algo deformadas... pero a nadie se le pasa por la cabeza tergiversarlas o cambiarles el sentido en el que iban originalmente pronunciadas, ¿verdad? No le tengas en cuenta a alguien si trata de malograr levemente tu imagen: recuerda que el respeto, después de todo, también trae consigo grandes dosis de resentimiento. Y es que tus pasos ya no pasan desapercibidos, ya no son un ruido detrás de un sonido mayor; llamas la atención por tus propias acciones, palabras y decisiones, no por las de otros. Deberías enorgullecerte: las altas esferas han oído tu nombre susurrado, las autoridades te tienen en cuenta, tus superiores más directos puede que incluso te envidien o se entusiasmen contigo y es probable que tus allegados e iguales te admiren, sigan y adoren. Cuida todo lo que haces, dices o expones, pequeño aspirante a recuerdo, porque así como muchos te miran con asombro y fascinación, otros empiezan ya a planear tu caída. Recuerda no pisar la cabeza equivocada al avanzar, héroe. Rango 3: Ilustre defensor Tu nombre ya es sinónimo de insigne guerrero que se desvive por la seguridad, el bienestar y la vida de los habitantes de la nación a la que glorifica. Tus virtudes son ensalzadas: tus defectos, por el contrario, se desdeñan sin mayores miramientos. Es raro que, allá a dónde vas, no sientas numerosas y variadas miradas clavadas en ti; palmadas en la espalda por parte de tus superiores, reverencias pronunciadas de todos aquellos que aspiran, algún lejano e inalcanzable día, a ser como tú. Hazañas, discursos, anécdotas cotidianas, aventuras, misiones, conversaciones; da igual lo que hagas, todo termina puesto en boca de tu entorno. No eres un mito, ni mucho menos una leyenda... pero la gente ya comienza a acompañar tu nombre de la palabra héroe y, eso, amigo mío, es mucho más de lo que la mayor parte de las personas que conoces, por más honorables y simpáticas que sean, podrán llegar nunca a decir sobre sí mismos. Te hayas ganado el honor de verte así apodado a través de herramientas cuestionables o escalando honradamente, lo cierto es que tu vida nunca volverá a ser como antes; te has convertido en una referencia para aquellos que quieren resaltar la fuerza y la resiliencia del país, en un nombre que pronunciar al lado de los principales activos de la nación. Eres, querido héroe, uno de esos raros seres humanos que hacen historia en lugar de limitarse a ver cómo esta circula e torno a ellos como agua alrededor de una roca. No sólo inspiras a aquellos que te admiran, sino que también les ayudas a vivir, a respirar y a seguir hacia delante. Un ejemplo a imitar, una figura a la que ensalzar, un rival al que envidiar e intentar derribar... pero dime, tú que ahora debes saberlo, ¿hay alguien más solo que un héroe? Rango 2: Héroe glorificado Si antes ya empezabas a ser visto como una especie de héroe en bruto, como una encomiable figura a la que admirar, respetar y temer, ahora, a ojos de los demás, te has convertido en un ídolo al que vanagloriar, obedecer, honrar y seguir. Hasta este momento solías codearte con las grandes autoridades pero, a partir de ahora, te has convertido directamente en una de ellas. En lugar de seguir, te siguen. El pueblo te mira y piensa inmediatamente en un líder en potencia, en una persona a la que confiarle hasta la última de sus exhalaciones sin dudarlo ni por un sólo instante; las alabanzas, la expectación, los enaltecimientos exagerados y las manos que te piden estrechar la tuya sólo para sentirse bendecidos por tu grandeza se suceden a tu paso. Apenas puedes poner un pie en la calle sin que alguien eleve la mirada y exclame, susurre o, como mínimo, piense: 'ahí va uno de los responsables de que este mundo siga girando'. Cada una de tus andanzas, de tus discursos o de tus atenciones despierta infinidad de diminutas consecuencias que marcarán un antes y un después en más aspectos de los que podrías llegar a imaginarte. Tu nombre ya recorre, como un eco inextinguible, cada recoveco domesticado de Daichi. Las respiraciones se contienen a tu paso, sí; los corazones se saltan algún que otro latido cuando le diriges a alguien la palabra. Excepto aquellos con potestad para hacerlo, ya nadie te manda callar ni desestima tu opinión relegándola a un segundo plano. Se te escucha como a cualquiera de esos personajes de leyenda a los que seguramente admirabas de pequeño... dime, ¿cómo te sientes con ello? ¿es la fama tal y como la esperabas? ¿podrás soportar el peso de esta digna carga que se te ha impuesto? Rango 1: Adalid Qué hermosa es la gloria, ¿verdad, gallardo guerrero, guardián, señor o comandante que hasta aquí has llegado? ¿comprendes realmente el alcance de la corona de oro que se le acaba de poner a tu reputación? un momento, ¿oro? ¡en rodio has sido laureado! más que alcanzar el cielo, directamente, lo has sobrepasado. ¿Te preguntas, acaso, a dónde has llegado? ¡ojalá pudiera expresarlo y lograr hacerle justicia al podio por encima de las nubes por el que ahora caminas! Compartes tu casi inalcanzable trono de grandeza con mitos lejanos pero nunca olvidados, con esas leyendas vivientes que todos aspiran algún día a conocer y con ídolos legendarios cuyos nombres suelen ir acompañados de creencias esotéricas y hazañas más de cuento que de realidad. Un proverbial paladín intocable, un titán invicto de leyenda, una especie de semidiós imbatible puesto sobre la tierra; eso eres para el pueblo que te admira, idolatra, venera, reverencia, exalta, adora, ama y, por encima de todas las cosas, mitifica. En este punto de tu memorable destino, adalid, te mueves entre iguales e inferiores; nada te supera, nada te amedrenta, nada te domina. En tu patria, te ensalzan casi como una eminencia divina; en tierras extrajeras, tu nombre inspira respeto, miedo y deferencia. Antes hacías que el mundo girara, ¡sí! Pero ahora, estimado guía, te has convertido en un símbolo. ¿De qué, te preguntas? de lo que el propio mundo necesite. Luz, valor, audacia, coraje, entereza, fuerza, esperanza, viento, impulso... aquello que más haga falta, es lo que serás para la gente que te sigue, que te apoya y que te sirve. ¿Qué harás con esta nueva posición que ocupas? ¿hay acaso alguien que pueda rivalizar con tu fama? ¿podría algo plantarte cara? ¿podría alguien soplar hacia arriba y que tú lo notaras? lo que no debes olvidar, legendario y quimérico soberano, es que una corona de laurel no deja de ser una corona revestida de espinas... y, para bien o para mal, nada puede hacer por arrancarla una tempestad. Morirás con ella sobre la cabeza, ¿o no? |
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